Notice: La función _load_textdomain_just_in_time ha sido llamada de forma incorrecta. La carga de la traducción para el dominio roseta se activó demasiado pronto. Esto suele ser un indicador de que algún código del plugin o tema se ejecuta demasiado pronto. Las traducciones deberían cargarse en la acción init o más tarde. Por favor, ve depuración en WordPress para más información. (Este mensaje fue añadido en la versión 6.7.0). in /var/www/wp-includes/functions.php on line 6121
El estado de las cosas – Lua Revista-e Cultural
El estado de las cosas

El estado de las cosas

©Linda Esperanza Aragón, más de ella en http://lindaesperanzaaragon.blogspot.com/

ISSN: 2665-3974 (en línea)

Lua revista 6, julio-diciembre 2021

Efraín Carbonó – carbonoefrain03@gmail.com

Por la mañana le noté cierta cojera al microondas, de cuatro patas tiene tres, suficiente para desequilibrarse. Funciona bastante regular, entibia en 30 segundos, con giros limpios y lentos, breve ballet antes de desayunar. Probablemente el microondas no entienda de cojeras, equilibrios, ni del buen caminar, pero calienta. Es lo único que hace. Si quisiera comprender sería tan inverosímil como si lo hiciera.

Imagine que a dicho aparato se integrara una caja de música. Mi plato con avena ejecutaría un demi pointe: las hojuelas se alinearían en formas preci(o)sas.  El desayuno sería más bien un show de apertura al nuevo día, ¡tch!, pero la música…

Para entender de cojeras y de equilibrios, el microondas primero tiene que, por lo menos, reconocerse como tal: un aparato para calentar. Luego debe adquirir conocimientos básicos de geometría, estática, magnetismo, electricidad y, si le sonó la idea, hasta teoría musical. 

Si el microondas quiere profundizar en su estudio debe reconocer a otros microondas, saberse entre ellos. Él debe entender que es parte de una producción en serie con diseños y funciones similares. También debe reconocer a su creador, a su usuario, pero son tantos platos que calentar al día, tantas tazas, que una auténtica comprensión es casi imposible porque cada vez que abren la puertecita se le olvida todo, de nuevo el marcador en cero y así no se llega a ninguna parte. 

Pero, si un día se le da por cerrar para siempre esa puerta, ese aparato empezará a comprender. Entre delirios naranjas y verdes escuchará la música. Ebrio de su propio calor y más vivo que nunca, él sabrá que el único camino es resistir y no ceder ante la cruel normalidad como ciertos hombres.