Crónica de un pueblo que despertó

Crónica de un pueblo que despertó

©Linda Esperanza Aragón, más de ella en http://lindaesperanzaaragon.blogspot.com/

ISSN: 2665-3974 (en línea)

Lua revista 6, julio-diciembre 2021

Ana Melisa Zabaleta – [email protected]

Crecer en Santa Cruz de Mompox implica escuchar, de las voces emocionadas de nuestros abuelos, las historias para ellos extraordinarias de la campaña libertadora que lideró Simón Bolívar junto a 400 “valerosos momposinos”. Desde la escuela nos enseñaron que Mompox, una pequeña provincia colombiana ubicada al sur del Bolívar, contribuyó de manera determinante en la oleada independentista que se dio en el país hacía el año 1810. Las calles, plazas y museos figuran como un continuo recuento narrativo de aquellas historias que ni siquiera figuraban en los libros de historia. 

Parecen hechos fantásticos los que cuentan, parece irreal, un pueblo que vive adormecido en el tiempo tiene en su legado un período marcado por la revolución y por nativos dispuestos a defender su tierra, su gente, sus costumbres. Han pasado años desde que Mompox fue centro histórico e influyente en el desarrollo económico de la región Caribe. En la actualidad somos, sin lugar a dudas, un reflejo de toda la coyuntura política y la situación crítica que se experimenta a nivel nacional. Pobreza, corrupción, falta de oportunidades para jóvenes y poca inversión a la educación son algunas de las problemáticas más visibles. Entre la gente se percibe una dinámica de indiferencia hacia cada atropello político, se mantiene nuestro pueblo sometido a un olvido en el que se normalizan todo tipo de injusticias. La Mompox de hoy, la pequeña ciudad amurallada con sus calles en adoquines y plazas coloniales, no es la misma. Durante los últimos 50 años ha pasado por circunstancias que parecen ahogar cada grito de ayuda exclamado por la gente, desde desastres naturales como las crecientes de los ríos que se llevan con su paso pedazos de nuestras calles, nuestras casas, los cultivos y ganados; hasta el cinismo de los cuellos blancos que ven en cada desgracia la oportunidad de agrandar sus riquezas. 

Mompox existe en medio de un ambiente conservador y costumbrista, sin reclamos hacía nada, ya ni los robos necesitan balas por que suceden como cualquier evento cotidiano, y la gente, la gente se queda sentada en las bancas del parque sintiendo orgullo por la estatua bonita de Policarpa en la gran Plaza de La Libertad. Algunos transitan las calles sin ningún afán, sin preocuparse por la falta de agua o de la odisea eterna por la atención médica oportuna, el momposino en medio de todo sonríe mientras camina, saluda a todos por la calle y es siempre el vecino más solidario. 

Fue incómodo para el pueblo cuando en el 2018 empezaron a escucharse a través del silencio de las calles las arengas gritadas de un grupo de jóvenes. Cuatro momposinos que volvieron a su tierra en octubre de ese año, luego de un paro prolongado en diversas universidades públicas de Colombia. Llegaron con la convicción de que Mompox no podía ser ajena al estallido estudiantil surgido en aquel año. Empezó en ese momento la consolidación del primer Movimiento Social Momposino, jóvenes con iniciativa y liderazgo emprendieron un camino difícil en un país en el cual los líderes sociales son asesinados diariamente. Al comienzo era el ruido de algunos estudiantes: los locos de los carteles . A pesar de los encasillamientos hacia la protesta y manifestaciones los jóvenes continuaron realizando su trabajo con la comunidad, crearon espacios de protesta pacífica, debates y pedagogía popular, de esta manera fueron creciendo y cada vez eran más los que se atrevían hablar y protestar. 

Durante 3 años, el Movimiento Social Momposino (MSM) se constituyó como organización de formación política y trabajo social, fue ganando un espacio en la comunidad y una voz de participación en diferentes escenarios políticos, culturales y educativos. No obstante, el momento de gran relevancia que consolidó el trabajo de este grupo de jóvenes se dio en mayo del 2021, en el marco del estallido social más grande ocurrido en los últimos años en Colombia: el paro nacional. El MSM convocó la movilización más grande en la historia de nuestro pueblo. No eran 4 o 10 estudiantes universitarios en una plaza, eran jóvenes de todas las edades, profesores, trabajadores de la salud, gente del común, una gran mayoría del pueblo momposino salió a las calles a proclamar con voz en alto: ¡Queremos un hospital!¡Universidad pública para el Bolívar!¡Somos una isla, pero no tenemos agua! Esa tarde en medio de sones y tambores, antorchas y matracas el pueblo que estaba dormido despertó, al fin despertó. 

Hoy, después del paro, el MSM cuenta con más de 50 miembros activos y con una proyección política en beneficio de la depresión momposina. Aquello que nació de una crisis social hoy se visiona como una muestra de lo que significa ser un líder social en Colombia. En este cambio generacional se nota impresa la herencia que nos hace levantar la voz de lucha desde la sangre indígena que corre por nuestras calles. Somos Mompox, un pueblo que está despertando de la mano de la generación millennials.  

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