ISSN: 2665-3974 (en línea)
Luarevista 2, enero-julio 2019
Frankétienne. (2016). Frankétienne de antología (Gertrude Martin Laprade y Mónica María del Valle, trad.). Bogotá: Lasirén.
Por Omar Eliécer Lubo Vacca – [email protected]
“Nadie debe ignorar que uno de los más grandes creadores del Caribe escribe, aúlla, atestigua, caga, dice, desdice, encerrado en él mismo, pinta, canta, baila, y espera vivir hasta sus vocalizaciones textamentarias” (Rodney Saint-Éloi, p.15, 2016).
Me gustan las antologías porque de alguna forma brindan un panorama de algo o de alguien. Frankétienne de Antología (2016) es una selección de poemas, notas e ilustraciones que nos acercan a la vida y obra del escritor haitiano Jean Pierre Basilic Dantor Franck Étienne D’Argent, conocido simplemente como Frankétienne. El libro se ve nutrido de fragmentos de obras como Ultravocal (2000), A punto de reventar (2008), Fokifoura (2000), Dezafi (1975), así como de fragmentos e ilustraciones de Palabras compartidas, un libro inédito de Frankétienne.
Esta edición, que es una traducción de la versión en francés de Frankétienne Anthologie Secrète (2005) y a la cual nos referiremos más adelante, acerca a profesores, estudiantes y aficionados a la “voz en español” del huracán de las letras caribeñas. Juan Duchesne-Winter (2016) en el prólogo de la edición ha mirado esta traducción de Gertrude Martin Laprade y María Mónica del Valle como una contribución a la tarea colosal que están implorando las literaturas caribeñas no sólo del archipiélago en el sentido estricto, sino de toda la cuenca pelágica conocida como el Gran Caribe.
La antología inicia con el prólogo del profesor de la Universidad de Pittsburgh Juan Duchesne-Winter donde se explican las condiciones del nacimiento de Frankétienne, en un pueblito de Haití, y se proporcionan otros datos biográficos. Duchesne hace claridad en que, a pesar de que no ha gozado de mucho reconocimiento en Latinoamérica y en el Caribe, el poeta “ha publicado unos 50 libros, sus obras teatrales han tenido cientos de representaciones y sus pinturas se venden sobre todo en el exterior” (Duchesne, 2016, p.10). Entre esas 50 obras se destaca una que tiene un lugar particular en la literatura haitiana: Dezafi (1975), primera novela en creol haitiano. En un apartado de la antología titulado “el desafío de escribir en creol”, Frankétienne habla sobre ese complejo proceso de escribir en la lengua de sus tripas, en la lengua de sus abuelos y no en el francés convencional. Otro aspecto que también se resalta en este prólogo es la vinculación de Frankétienne con el movimiento espiralista durante de la década de 1960 junto con René Philoctète y Jean-Claude Fignolé, pero sobre esto nos referiremos más adelante.
Luego del prólogo de Duchesne-Winter, en nuestra antología aparece el prefacio de la versión en francés titulado “No hay árboles en el bosque Franketiano”. En este prefacio, el compilador, Rodney Saint-Éloi, otro poeta también haitiano, relata los encuentros, durante siete días, con Frankétienne que dieron como resultado Frankétienne Anthologie Secrète (2005). Rodney Saint-Éloi se adentró a “la noche del poeta… noche de insomnio y flores pesadillescas” (p.13), pero también se acercó a cosas más cotidianas aunque no menos poéticas: compartir el pan y el agua. Por eso, no es gratuito que la antología tenga un poco de todo eso, de cotidianidad y poesía: ¿Qué significa este bosque sino Franketienne mismo?, se pregunta en algún momento el compilador. Seguido del prefacio, se presenta un Post-Scriptum en el cual se aconseja una lectura anárquica al mejor estilo del movimiento espiral.
El contenido de la antología se encuentra organizado en diez capítulos en un contrapunto de verso y prosa. Los primeros capítulos titulados “El tormento de la lengua francesa” y “Llegué a ser una boca aulladora” hablan de la infancia de Frank: en el primero, por ejemplo, aparece una nota del autor en la que explica la experiencia traumática que resultó para él escuchar por primera vez el francés: “Mi ventana incendiada. Mi espíritu trastornado. Y mi corazón en pánico. Al confrontarme a una lengua que ya no era la mía” (Frankétienne, 2016, p.24) y lo que esto conllevó: “la acosté desnuda [a la lengua francesa] entre mis libros insólitos. La culié hasta morir de placer. La encoñé hasta el meollo. También la acaricié, la arrullé, […], la mimé hasta el éxtasis” (Frankétienne, p.27, 2016).
En otros capítulos como “Soñar es ya ser libre”, “Escupir la verdad” y “Libro, ebrio y libre” se seleccionan poemas o notas de Frank que reflexionan sobre otras etapas de su vida. Por ejemplo, en “Libro, ebrio y libre”, en un escrito titulado “Papa Doc”, Frankeétiene escribe sobre su experiencia durante la instauración del régimen duvalierista en Haití: “entendí rápido que, para sobrevivir, tenía que aferrarme a alguno sueños y locuras, la escritura y las actividades artísticas, entre otras” (p.85). Con esto sugiere que sus experiencias estéticas van de la mano con sus experiencias vitales y que, además, el arte funciona en este caso como un refugio en ese “exilio interior”.
Para Duchesne-Winter, el tema del exilio interior, visto como desconexión con las corrientes europeas y, en general, como desconexión del “mundo de afuera”, le permitió a Frankétienne y al grupo espiral no reproducir muchos imaginarios y estilos recurrentes. Por ende, los acercó, según Duchesne, a una escritura más original e interesante. En el mismo capítulo, “Libro, ebrio y libre”, se incluye un texto en el que el mismo Frank escribe sobre el nacimiento espiral como un grupo que sintió “la necesidad de romper con la escritura tradicional, folclórica y llanamente narrativa” (p.83) y se aventuró a una forma escritural que “implica la imprevisibilidad, lo inesperado, la ambigüedad, las extrapolaciones, el azar, las estructuras caóticas” (Frankétienne, 2016, p.83).
Todas las fotografías, las notas, poemas e ilustraciones que se intercalan en la antología, también dan cuenta de un poeta que “escribe, aúlla, atestigua, caga, dice, desdice, encerrado en él mismo, pinta, canta, baila, y espera vivir hasta sus vocalizaciones textamentarias” (Rodney Saint-Éloi, 2016, p. 15), en otras palabras, la antología tiene principalmente un tono biográfico, al hablar principalmente de un “yo” que pertenece a un medio cultural pero que al mismo tiempo toma distancia de él.
En definitiva, Frankétienne de antología permite viajar a un corazón haitiano que denuncia y se bufa de los paradigmas morales, estéticos y sociales de la isla de Haití al tiempo que propone otros nuevos: la escritura misma de espiral es un ejemplo de ello. Esta antología se recomienda para aquellos lectores que les gusta una escritura anárquica y con un humor agudo. En palabras de Rodney Saint-Éloi: es un libro que hay que leer antes de morir.