El tiempo de las amazonas

El tiempo de las amazonas

ISSN: 2665-3974 (en línea)

Luarevista 3 y 4 , julio- diciembre  2019/enero- junio 2020

Por Andrea Morales – [email protected]

Marvel Moreno. (2020). El tiempo de las amazonas. Bogotá: Alfaguara

Mientras leía detenidamente esta novela, sentí emoción por el simple hecho de tenerla en mis manos, la misma emoción que muchas mujeres y hombres también habrán experimentado hace pocos meses cuando la Revista Arcadia anunciaba en su portada que, luego de veinticinco años, sería publicada El tiempo de las amazonas, obra que causó reclamos, inconformidades y luchas desde que fue escrita. Aún recuerdo ese momento durante la primera Feria Internacional del Libro de Barranquilla 2018 en el que un colectivo feminista hizo un performance a manera de reclamo porque esta obra no había sido publicada (ver performance en: https://www.youtube.com/watch?v=U-IrWZeAHO0). Esto sucedió mientras algunas personas escuchábamos la conferencia titulada “Marvel Moreno, un legado”, a cargo de su ex esposo, el también escritor Plinio Apuleyo, justo uno de los censores de la obra, y que fue entrevistado para la ocasión por Mario Vargas. A pesar de que es conocido este acto censor, ellos, en respuesta, frente del público, ellos manifestaron no tener conocimiento sobre el porqué la obra no había sido publicada.

Para ese año, solo había leído En diciembre llegaban las brisas (2014) y algunos de los cuentos de Moreno. Al principio, me costó entender la razón de la protesta hasta que revisé por segunda vez esa primera novela y comprendí que el reclamo era necesario. Había una represión de una obra que lista o no, debía ser conocida, en especial por esas mujeres que Moreno retrata, por aquellas que luchan por una libertad de pensamiento y representan casi que una radiografía de lo que es ser mujer en una sociedad patriarcal: estar en casa atendiendo a su esposo, no opinar, no sentir, no desear. Una lista de mandamientos para nada alejados del libro sagrado del catolicismo recio que tanto alarde tiene en nuestra sociedad.

El tiempo de las amazonas, publicada finalmente en el  grupo editorial Alfaguara, relata de una manera original y dolorosa la vida de tres mujeres que llegan a París en los años sesenta, y que, en medio de su exploración por satisfacer el deseo más tardío que a sus vidas llega, toman decisiones casi que irreversibles y por las cuales sufren muchas consecuencias.  

La novela en mención, interpela desde el título, porque sí, por fin llegó el tiempo de las “amazonas”, mujeres que, según La enciclopedia de lo maravilloso: los pueblos de la luz (2010), vivian en el bosque y formaban comunidades guerreras temidas por los otros pueblos. Recuerdo que en esa enciclopedia observé una imagen de una amazona montada en su caballo. Ella llevaba en su mano izquierda un escudo y en la derecha una flecha con la cual intimidaba a un hombre, al parecer, su prisionero. El nombre “amazonas” viene de mazos que significa “seno” precedida de una “a” privativa que forman la palabra amazona: “privada de un seno”, porque tales mujeres, las amazonas, no dudaban en proceder con la ablación de su seno derecho para tensar el arco con mayor comodidad. Todo lo anterior y en especial la imágen de la amazona guerrera, me remitió a Gaby, la primera mujer descrita por Moreno en el tiempo de las amazonas, una amazona rebelde quien a veces tomaba el control de su relación con Luis, su pareja subordinada y humillada. Aunque en algunos momentos de la historia los roles se invierten y es Gaby la que sufre en medio de su lucha por la libertad. Pero esta reseña,debo aclarar, no se basa en aquellas características o comportamientos que algunas mujeres de la novela tienen con las amazonas de la enciclopedia de lo maravilloso de Éduard Brassey. Tampoco en la idea de la cosmovisión griega que las concibe como mujeres que no aceptaban en su pueblo hombres. Porque para mí, las amazonas de Moreno no hubiesen recibido el nombre si en la novela, los hombres estuvieran aislados de cada evento o situación: son amazonas con hombres.Por eso, decidí más bien contarles un poco sobre la audacia que tuvo Moreno al escribir en 331 páginas, una antítesis de lo que aluden esas clásicas definiciones de la amazona.. 

Margarita García Robayo comenta en la nota crítica a los Cuentos completos (2018) que Marvel es rabiosamente femenina, cruda y contemporánea, Marvel Moreno encandila cualquier canon literario por su salvajismo ilustrado: esa fina arbitrariedad con la que narró lo que quiso, sin pedirle permiso a nadie. Esta rebeldía que caracteriza su escritura es evidente no solo en sus cuentos sino en esta novela que reafirma su capacidad indudable de una libre contadora de historias y, al mismo tiempo, de una liberadora. Al leer a Moreno puedes experimentar diferentes sensaciones, muy similares a aquellas cuando ves una buena película, pues siempre te mantiene alerta y vives la frustración, el dolor, la esperanza y la felicidad de sus personajes. En El tiempo de las amazonas las imágenes son crudas, violentas e inalterables. No existe un remedio para los sufrimientos, pero sí una esperanza para esas mujeres que buscan ser libres y luchan por la libertad de pensamiento femenino el que prevalece como hilo conductor en la novela. 

Es una obra narrativa que, así como los cuentos y  En diciembre llegaban las brisas (2014), condensa varias historias en una especie de tejido espiral necesario para entender a todos los personajes. La novela está dividida en 9 capítulos, todos con panoramas desgarradores, llenos de erotismo, violencia y enfermedades. En ellos las crudas descripciones trazan los espacios, los sentimientos, las emociones o determinan los cuerpos. La historia comienza con un momento decisivo en la vida de su principal protagonista, Gaby, quien decide sin llevar un día en París, quedarse: 

Gaby decidió quedarse en París tres horas después de haber llegado a aquella ciudad y sin saber hablar una palabra en francés. Sentada en una banca de la plaza Paul Painlevé había mirado a su alrededor y vio a un anciano echándole miga a los gorriones y palomas que no parecían temer la presencia humana, vio también , a un muchacho enfrascado en la lectura de un libro y a  una pareja de enamorados que se besaban en la boca. Todo eso era inconcebible en Barranquilla” (p.13).  

Ella se sentía impresionada y a gusto al observar desde su ventana en un solo momento, más de tres situaciones que en su ciudad natal no podía observar nunca y pensaba mientras veía, haber nacido en el lugar equivocado. Este inicio que se reduce a una página es la manera más precisa de alertar al lector sobre los próximos eventos.  Hay un contexto de dos lugares que forman una dicotomía entre lo tradicional y lo moderno. El primero alude a todo lo que Barranquilla representa: ese lugar vacío y retrógrado en donde la gente vive de apariencias y solo mira las cosas en cuadrícula: una sociedad en la que Gaby no podía ser revolucionaria y estaba condenada, al igual que su madre, a estudiar en un colegio católico, tener hijos y quedarse en casa; algo difícil para una mujer apasionada por la fotografía, las reuniones políticas y la sociología. Gaby “no quería ser mujer de nadie ni tenía miedo de las zozobras inherentes de la libertad. Estaba dispuesta a pagar el precio de la independencia así le tocara trabajar como aya o sirvienta.” (p.34). En el segundo escenario, París se describe como ese mundo moderno, civilizado y totalmente accesible para alguien que tuviera dinero o en este caso, para una aventurera como ella. Además,  la vida le había puesto pruebas de supervivencia. Por ejemplo, la muerte del tío Julián que en este caso fue su cómplice al ayudarla a irse a Bogotá sin tener en cuenta las opiniones de su madre que, sin compasión alguna, es descrita como una mujer manipuladora e histérica, cegada por las leyes de la iglesia: “Gaby a su manera, y su madre a la suya condenaban la frivolidad y la pereza. Para su madre las mujeres estaban destinadas a reproducirse y a convertirse en esposas adorables” (‘p.63). 

 Los personajes femeninos y masculinos reflejan en la novela un juego de lucha trazada por incertidumbres, sufrimientos y momentos llenos de placeres, distintos placeres que enmarcan un cambio en la representación de personalidades que logran escapar de una realidad. Estos personajes son  culpados por Moreno, ella los describe y los critica de la manera más cruel y despiadada, haciendo que cada línea sea más desgarradora.  En el caso de otros personajes  como Sonia, Olga, Virginia e Isabel (estas dos últimas primas de Gaby)  que llegan a ser amazonas. Ser una amazona implica un renacer y también un sufrimiento. El poder quitarse la máscara de una tradición e incluso poder sentir placer sexual e imaginarlo, son las conquistas que estas mujeres intentaron alcanzar para gozar la libertad. Moreno sentía y era consciente  que el mundo debía estar lleno de mujeres que se apropien de sus cuerpos disfrutando de la sexualidad y de su sexualidad. Como lo afirma Mercedes Ortega en Cartografía de lo femenino en la obra de Marvel Moreno (2019) las mujeres morenianas buscan modificar el modo de ver y de actuar de sus cuerpos, por eso, recurren a prácticas subversivas, a la infracción de las normas que la tradición perpetua. Entonces, el cuerpo deviene de un lugar de conflictos, de luchas simbólicas en el que se negocian las nuevas identidades que se quieren asumir. 

De igual manera, ellas llegaron a reconocer que los hombres son una especie de transgresores no por convicción sino por un pasado que también los transgrede. Son hombres manipuladores,violentos y hasta misóginos cuyos pensamientos giran en torno a un mundo de enseñanzas retrógradas: “a Luis, le importaba un comino verla morirse poco a poco, afiebrada y sin fuerzas, perdiendo el cabello, con aquella máscara de manchas marrones en la cara. Y eso le producía a ella un gran dolor. Ahora conocía todos los matices de la tristeza” (p.77).

Teniendo en cuenta todos estos comentarios es indudable que la novela sí estaba lista para ser publicada. Hay una narrativa bien estructurada y bastante completa que reafirma a Marvel Moreno como esa gran escritora que debe ser conocida. Ella, fue también una amazona por su forma de narrar  sin tapujos una realidad, por esa capacidad descriptiva que es sin duda, su sello en cada relato y en  esta oportunidad, a través de temas casi que innombrables en nuestro país. Búsquenla, léanla cuidadosamente y atesórenla. Compártanla con esas mujeres y hombres que luchan día a día para ser libres.