ISSN: 2665-3974 (en línea)
Luarevista 2, enero-julio 2019
Adolfo Ceballos. (2018). Perro viejo. Barranquilla: Collage Editores,
Angie Daniela Miranda Páez – [email protected]
Recientemente llegó a mí una novela encantadora, con una narración poco usual en el Caribe colombiano. En ella, Barranquilla, una ciudad que se caracteriza por el color, la alegría, el movimiento y la bacanería, se vuelve blanco y negro, lúgubre, misteriosa e incluso sanguinaria. Esta obra fue escrita por Adolfo Ceballos Vélez, un escritor barranquillero que gracias a su talento tiene múltiples publicaciones que incluyen crónicas, reseñas, cuentos y novela, por esta razón se ha hecho merecedor de premios como el premio en categoría novela del Portafolio De Estímulo Del Distrito de Barranquilla, versión 2018, que ganó justamente con esta obra: Perro viejo.
La novela nos cuenta la historia de Nico Almanza, un anciano asesino a sueldo que después de haberse retirado del servicio a la mafia de Monsalve y Puerto viejo, vuelve a saldar cuentas con sus antiguos enemigos de oficio. Al principio, les presta de nuevo sus servicios de asesino, dirigiéndose a Jenaro Escarpa, el hijo y heredero de Sergio Escarpara, el más grande mafioso de Puerto viejo. Escarpa había sido engañado por su hombre de confianza, quien, incluso, tenía acceso a prácticamente todos los aspectos de su vida y manejaba sus negocios de manera absoluta, desde los que pasaban por las oficinas de tributos, hasta los negocios más oscuros de narcotráfico y muerte. La cobranza de esta deuda la asume Almanza, se trata de un nuevo negocio del que no podrá escapar fácilmente y lo pondrá al límite, obligándolo a tomar decisiones cautelosas, incluso cuanto se encuentre con acontecimientos sorprendentes que involucran su vida personal y un amor.
Estos acontecimientos se narran desde una estructura que se compone de nueve capítulos cortos que se desarrollan a partir de los recuerdos de los personajes. Con esto, los lectores nos hacemos testigos y logramos construir una percepción de lo que sucedió. Así no tenemos una información global, sino que vamos atando cabos. En este interactuar con el lector, el personaje que recuerda nos sugiere suposiciones y logra transmitirnos emociones, retando a quien es testigo con acertijos que debe resolver. Acertijos que debemos resolver leyendo, es así como la novela nos atrapa desde el principio definitiva y completamente.
Con un final inesperado y la satisfacción del deber cumplido, Nico Almanza y toda su historia se conjugan para mostrarnos la dificultad, la valía de la palabra, la sinceridad, la amistad, las relaciones y la importancia de los recuerdos. El autor, Adolfo Ceballos, con esta novela simplemente nos muestra una nueva forma de escritura barranquillera.