Los cuentos de Bordamalo García y su arte

Los cuentos de Bordamalo García y su arte

ISSN: 2665-3974 (en línea)

Luarevista 2, enero-julio 2019

Camila Bordamalo García.(2015). El jinete extraviado. Bogotá: Editorial Fantasma.

Por Ana Melisa Zabaleta – [email protected]

Me aventuré a escribir esta reseña porque la lectura de El jinete extraviado ha generado en mí una experiencia de agradable cercanía. Sentí cercanía tanto por los caracteres como por los ambientes propuestos en el libro. Esta sensación de cercanía me animó a hacer un comentario en twitter, mencionando el libro y etiquetando a su autora, Camila Bordamalo. Me sorprendió recibir un follow y entonces supe que la cercanía ya no era solo por el pacto ficcional, pues desde que nos seguimos mutuamente, comencé a conocer la vida y opiniones de la autora, descubrí que Camila Bordamalo no solo escribe sino que también tiene una obra plástica y de animación.

El Jinete extraviado es una colección de 41 cuentos con estructura variada. El libro se caracteriza por un diseño gráfico muy llamativo y límpio, consecuente con las aptitudes artísticas de la autora. En cuanto a las temáticas, se trata de una narrativa de lo cotidiano, sólo que esa cotidianidad se presenta desde espacios y perspectivas diversas, desde la vida bogotana hasta la perspectiva del mundo de los jóvenes o desde la crítica política y social de las absurdas realidades de nuestro país hasta sugerencias que se narran desde espacios indeterminados, tal vez futuros donde hasta lo más elemental entra en conflicto. El factor común de los cuentos es que todos parecen surgir de una anécdota casual. Todos, además, parten de situaciones en las cuales la tranquilidad de los personajes se ve alterada por una especie de prueba que se les presenta de un momento a otro.

Cuando se lee literatura colombiana desde Colombia, uno espera identificar algunas situaciones y reconocer referentes. Este libro nos permite no solo ver esos referentes de Colombia, nos propone pensarlos desde perspectivas alejadas de los lugares comunes que encontramos en el color local. El libro nos lleva a Islandia y utiliza al salmón para, al final, hablarnos de la comida colombiana o nos cuenta la historia de una señora que se sube a un bus de transporte público y pregunta: “Señor, ¿la voz del pueblo?” Y alguien le responde: “¡Vaya! Tiene usted un gran problema, pues el pueblo no tiene voz” (p.11). No se trata, como decíamos, de color local, de lugares comunes sobre lo nacional, pero sí se percibe una necesidad de hablar de una cotidianidad muy colombiana casi sin nombrarla.

Los cuentos que componen este libro son cortos, narraciones que van desde las dos líneas hasta cuatro cuartillas.  El relato más corto del libro, es titulado “Un poco de rebeldía”   y en él sólo dos líneas son suficientes para cerrar la historia. Entre los relatos más largos está el cuento que inspira el título del libro, El jinete extraviado, una narración inteligente en la que se narra una escena en la vida del personaje protagonista, H. Esta escena sirve de pretexto para contar historias. Es así como se nos presenta una primera imagen de H conduciendo bajo un fuerte aguacero,  H ve a una mujer y decide llevarla en el auto. Ella se muestra agradecida y empieza una conversación a cerca de un jinete que se extravió estando en cabalgata durante la tormenta. Después la pasajera le cuenta a H su propia historia, una experiencia de un aguacero tan fuerte como el de ese mismo día, pero en otro espacio, en la ciudad. En el fondo, el cuento es un juego de contrastes, ambos personajes relatan historias de extraviados, al final, todos regresan, son recogidos y ayudados, todos, menos el jinete.

“El señor salmón” es el nombre de otro relato que llamó particularmente mi atención por su humor agudo. El relato sugiere una burla de algunas tradiciones gastronómicas. La historia es narrada desde el recuerdo del protagonista a quien sus padres decidieron enviar de intercambio de Colombia a Islandia. En su aventura, el salmón pasa de ser la comida del mes, a ser el plato diario que hace que el protagonista añore aquella comida simple de su país natal, aquella que comía un día cualquiera en la mesa de su casa. Pero la historia va más allá de la anécdota y tanto este, como  el relato que da título a la antología generan una inquietud en en el lector.

Así ocurre también en “Noches bogotanas”, una historia que transcurre en la típica tienda barrio, vieja, con algunas sillas gastadas y un bombillo flojo. En ella estaban algunos sujetos ya ebrios, cuando F y el protagonista llegan a la tienda y de repente un hombre obeso cae de la butaca al piso, pues estaba a punto de un colapso. Entre varios intentaron ponerlo de pie o sentarlo, pero la fuerza parecía insuficiente ante aquella masa de gran peso. Se rindieron. El gordo quedó tirado obstaculizando el paso de quienes querían comprar más licor. F y quien relata la noche bogotana se fueron, nadie levanta al caído. Podría ser esta una metáfora perfecta de la indiferencia social o tal vez, podríamos hablar de los vanos esfuerzos en causas totalmente perdidas.

Dentro del conjunto, finalmente quiero recomendar “La casa atemporal”, cuento que tiene un componente filosófico, una pregunta sobre el problema gigante del tiempo, problema que se  plantea en solo dos párrafos. La primera frase nos dice: “esta casa tiene una gotera por la que se escapa el tiempo” (p.78) y a partir de allí se habla de un tiempo que no se necesita, como un viento que puede irse, si quiere. El desprendimiento por todo aquello que ata el orden de las cosas, no hay preocupación por retener el tiempo y el caos que provoca su paso, lo único que se manifiesta como sagrado son las horas nocturnas, las que están destinadas al descanso para después ver todo partir.

Camila Bordamalo García además de escritora e ilustradora es filóloga, traductora y alquimista visual bogotana. Ha publicado dos libros Perros en el cielo (2009) y El jinete extraviado (2015).Es importante resaltar que ha sido la misma autora quien ha ilustrado su libro y en él ha logrado plasmar una estrecha conexión entre los relatos y las imágenes. Camila es artista independiente que, como se lee en su página, “se abre paso entre la miopía de la industria editorial”. Es una escritora actual. En su cuenta de Twitter, @CamilaBordamalo, se puede leer en un ambiente que, aunque informal, no deja de proyectar esa visión inquietante que puede descubrirse en Jinete extraviado. Su arte es perceptible en sus fotos, ilustraciones y, por supuesto, en lo que escribe. algunos fragmentos de todo esto se pueden consultar en https://www.camilagarcia.net/.

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